“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

S. Mateo 16:24-26 RVR1960

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La mirada debe estar puesta siempre en las recompensas del cielo. Haré un listado de las cosas que se mencionan en la Biblia como riquezas del cielo, para repasarla todos los días en voz alta y de esa manera grabarlas en mi mente y en mi corazón, para llenarme de ellas y solo practicar las cosas que de allí vengan; rechazar todo lo que a ello ZSEA4WQ 2 5rfdno pertenezca.

Fijar mi mirada en las cosas de este mundo solo trae desolación, lo he visto a lo largo de la semana y la palabra me lo confirma hoy: de nada serviría ganar todo lo que hay en el mundo, si perdiere mi alma. Aún hay en mi mucha inmadurez espiritual, casi que siento que mi alma está perdida en este momento…no lo está, porque conozco a Cristo mi salvador, pero hy6tg5rtgk;pl7cada vez que enfoco mi mirada en las cosas del mundo, siento una especie de volver atrás, al que era antes de conocerle. Por eso no volveré a pedir las cosas de este mundo, sino por las recompensas del cielo.

Hoy niego mi vida en la cruz y sigo a mi amado Jesús en todo lo que hace, hoy sigo adelante superando mi pasado y decidiendo no volver atrás, apoyado en la gracia de Dios Padre; hoy como cada día desde que le conocí en Espíritu y en Verdad (porque Él me eligió), ganaré la batalla contra el mal que habita en mi y escogeré lo bueno en cada decisión que deba tomar. A veces es obvio, a veces no tanto, pero hay un parámetro para aclarar cualquier duda que pueda surgir: la palabra escrita que viene de Dios. Con base en ella construiré mi prudencia, mi sabiduría, mi inteligencia; y así Dios, Jesús y el Espíritu Santo habitarán dentro de mi y yo dentro de ellos, y entonces nada podrá derribarme, ni siquiera yo mismo.

“Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.”

Proverbios 2:1-5 RVR1960

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