“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.”
Salmos 19:7-10 RVR1960
https://bible.com/bible/149/psa.19.7-10.RVR1960

Sin ti no hay nada, Señor. Tú me creaste, ¿cómo habría algo sin ti? Tú me permites respirar, cada mañana, ¿cómo habría algo sin ti? Tú me provees, me proteges, me sanas, me cuidas, me guías, ¿cómo habría algo sin ti? Tú me instruyes, tú me enseñas, me alimentas; tú me salvas, me redimes, me perdonas, ¿cómo habría algo sin ti? Tú me reconfortas, me sostienes, me apaciguas, me das sosiego y descanso, me haces promesas de vida eterna, ¿cómo habría algo sin ti?

Soy muy bendecido porque me diste la posibilidad de conocerte y seguirte, cuando no vivía yo en tus caminos grandes eran mis desdichas, mi precipicio no tenía final. Solo Tú pudiste terminar con mis dolores, aún cuando no clamé a ti viniste por mi y luchaste por mi corazón. Ahora puedo verte: en cada amanecer, en cada disposición del cielo eterno, en cada montaña, en cada planta, en cada animal, en cada día de mi vida. Todo lo que creaste te declara, declara Tu naturaleza y Tu poder.

Gracias Señor por quitar el velo de mis ojos y permitirme venir ante ti en cualquier momento y en cualquier lugar. Gracias Señor por tu palabra, ¿cómo es que además de crearnos y darnos todo lo que nos das, aún nos das un manual de vida eterna que podemos consultar sin costo alguno para tener claridad de las normas bajo las cuales gobiernas? No tenías ninguna necesidad, bien podrías no haberlo hecho. Pero eres tan hermoso, tan precioso, tan glorioso, tan lleno de amor, gracia y misericordia, que lo hiciste para que te pudiéramos seguir. Y aún cuando no lo hicimos, convertiste en carne a la Luz y al Verbo con el cual creaste al mundo para que fuera testimonio de ti y nos salvara sacrificando Su vida en la cruz. Por medio de Él, de Jesús Nuestro Rey, podemos venir ante ti y clamar por tu amor. No tienes límites a la hora de amarnos, Señor. Gracias, Señor. Alabado y exaltado seas, reconocido y seguido seas, amado y buscado seas, por todo lo que respira en todo momento y en todo lugar.

“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.”
Salmos 19:14 RVR1960
https://bible.com/bible/149/psa.19.14.RVR1960

AMÉN Y AMÉN.

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