“He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea. Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. Porque me han rodeado males sin número; Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla. Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.”
Salmos 40:9-13 RVR1960
https://bible.com/bible/149/psa.40.9-13.RVR1960

Dios nos dio el control sobre su creación (Génesis 1:26), y tan grande es su amor y su fidelidad que pese a apartarnos de Él por el pecado original, nos mantuvo señores de su creación. Nuestro camino siguió apartándose del Suyo y como consecuencia, los seres humanos construimos un mundo de variables. Hay muchos que tienen techo sobre sus cabezas, y muchos que no. Hay muchos que teniéndolo todo, lo pierden de un momento a otro; hay muchos que no teniendo nada, de un momento a otro de todo tienen.

Nos aferramos a las cosas de las que creemos tener el control, pero cada rato la vida nos sorprende demostrándonos que no es así y aún los no creyentes terminan aprendiendo que los planes no son 100% nuestros. Pensamos en que para lograr X o Y meta deben salir bien determinados pasos dando por hecho que cosas en las que no pensamos saldrán bien también, y cuando estas últimas no se dan quedamos desconcertados. Podríamos por ejemplo enfocar nuestras fuerzas en ganar un examen de la universidad y pensar que aprobarlo es crucial para seguir adelante con nuestros planes, solo para luego ver que nada de eso importa si en medio del mismo un terremoto derriba sus cimientos y obliga a la institución a suspender actividades hasta nuevo aviso.

En este mundo todo puede cambiar, pero como dice al principio esta reflexión: hay Uno que no cambia aún cuando nosotros fallamos. Si enfocamos nuestra mirada en Él y en sus bendiciones, entonces nuestra felicidad no dependerá del cumplimiento de nuestros planes en la vida, sino que nos llenaremos de gozo y gratitud por cada cosa que tenemos y nos quitaremos de encima la presión de pensar que todo está en nuestras manos y la podemos controlar. Solo entonces Dios nos llenará de Su paz, esa que supera el entendimiento humano y nos permite estar bien sin importar lo que pase en el mundo.

“Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
S. Mateo 10:26-33 RVR1960
https://bible.com/bible/149/mat.10.26-33.RVR1960

AMÉN Y AMÉN.

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